¿Te levantas todas las mañanas deseando con todas tus fuerzas que ya sea sábado? ¿Eres de las personas que esperan con ansias los viernes? Probablemente esto sea señal que algo no anda bien con tu trabajo. Quizá pienses que eso es normal ya que el trabajo no suele asociarse con la felicidad, pero en realidad el trabajo es un componente muy importante de nuestra felicidad y satisfacción como adultos.

Pero muchas personas desarrollan su vida profesional sin un norte claro, sin un plan de qué es lo que quieren hacer con su carrera y terminan atrapados en un trabajo que no les gusta. Muchos se dejan llevar por los primeros trabajos que se les presentan, sin preguntarse ni visualizar qué es lo que realmente quieren hacer, qué les apasionada, y para qué son buenos. Así, muchas veces en el camino terminan haciendo cosas que no les satisfacen plenamente.

¿Cuál es el ideal?  Que nos pagaran por hacer un trabajo que amemos. Esa frase cambia el  enfoque frente al trabajo. Creo que es el paradigma al cual todos podemos y debemos aspirar: disfrutar mucho el trabajo que hacemos. Trabajar con gusto y ojalá con pasión. Eso es lo que yo entiendo por ser muy leal a uno mismo: es jugar nuestro partido, estar 100% de nuestro lado, enfocados en trabajar en lo que nos gusta hacer, en lo que nos apasiona, y para lo cual tenemos ojalá tenemos habilidad. Y claro, siempre coherentes con nuestros principios y valores. Esa es creo yo, la base de la felicidad profesional.

Pero es importante notar que ser leal a uno mismo no significa que seamos desleales a la organización que contrata nuestros servicios. Todo lo contrario. Si hacemos lo que nos gusta y para lo cual tenemos habilidad, cumpliremos con los objetivos y metas con mayor facilidad y gusto. Eso redundará en nuestra eficiencia y productividad. Además, genera un circulo virtuoso: nos involucramos más porque nos apasionamos y al involucrarnos más, lo hacemos mejor.

Muchos de los candidatos que llegan al programa de transición laboral, sin saber qué es lo que verdaderamente esperan de sus vidas profesionales. Nuestro foco es ayudarlos a planificar no sólo su recolocación o la puesta en marcha de un negocio propio, sino a evaluar sus carreras y reorientarlas dándoles muchas veces un nuevo rumbo. Así, como parte del proceso se sientan a pensar en las siguientes preguntas: ¿qué quiero hacer?, ¿qué de verdad me gusta hacer? ¿a dónde quiero llegar?, ¿en qué soy bueno? Y al encontrar dichas respuestas es que 7 de cada 10 se deciden a cambiar de área o emprenden.

Entonces, quizá ya es momento de definir nuestras metas personales y enfocarnos con valor en lo que realmente deseamos lograr en nuestras carreras, luego de entender bien qué nos apasiona y conjugarlo con nuestros talentos, valores y habilidades naturales.

Lo importante es no dejar de buscar ese trabajo que nos dé satisfacción real al término de cada día y atrevernos por fin a ser plenamente leales y felices con nosotros mismos.