Hoy día estar en transición laboral es una situación que puede ser una oportunidad para el crecimiento y avance profesional. En ese contexto, ¿cuál es la diferencia entre estar desempleado y estar en transición laboral? Principalmente es un tema de actitud. La persona con actitud de desempleado tiene un modo derrotista, no tiene un plan de cómo encontrar un nuevo trabajo, está desanimado, enganchado en el pasado, en lo que perdió, en lo que le quitaron; manejando todo ese ruido emocional que lo hace poco efectivo y muy negativo. Muchos tristemente invierten toda su energía pensando en quién lo puso en tal o cual lista, o si el jefe fue justo o no. Otros tratan de seguir renegociando condiciones de salida, incluso meses después de haber dejado de trabajar. La mayoría con esta actitud equivocada (o con un duelo que no termina) se pasan los días sin norte claro de qué quiere hacer.

Por el contrario, una persona que está en transición laboral está activa y asertivamente desarrollando un plan para recolocarse prontamente o analizando sus posibilidades para iniciar un negocio propio. Está activo cuidando su marca personal y los mensajes que comunica sobre sus objetivos, procesos y avances. Por eso siempre sugerimos que si alguien se queda sin trabajo (voluntaria o involuntariamente), debería cuidar mucho su actitud y prontamente dedicarse a implementar su plan de recolocación.

Es muy importante no perder tiempo valioso ocupándose de asuntos menores no productivos, descansando, viajando o relajándose. A medida que pasen los meses, si se desenfoca, si se distrae, si tiene mala actitud o baja el ritmo o la fuerza de su proyecto de recolocación, los contactos podrían vernos con otros ojos; «¿será que no tiene demanda real por sus servicios?, ¿será que no es bueno como parecía?». Y eso puede impactar negativamente el valor de su marca personal.

Una persona en transición laboral está mirando su futuro, pensando y planeando qué quiere hacer, analizando sus fortalezas y debilidades para mejorarlas, activando su red de contactos y su red de confianza, entendiendo claramente cuál es el valor que aporta a cada organización a la que se acerca; definiendo su posicionamiento personal, entendiendo el momento del mercado laboral y la vida económica del país para ver dónde pueden haber oportunidades, analizando empresas y sectores, preparando sus herramientas, Curriculum, plan de marketing, practicando entrevistas, aumentando su nivel de empleabilidad a través de cursos, seminarios y foros. ¡Está muy activo, entusiasmado con el futuro y trabajando con mucha energía en crearlo!

Hacer todo esto no es ciertamente fácil y es un trabajo de tiempo completo en sí mismo, pero demuestra el grado de compromiso y profesionalismo que tenemos con nuestra carrera, y la seguridad que tenemos en nuestro talento y reputación. Esa actitud de ganador es muy efectiva, es la clave para comunicar al mercado nuestro compromiso real con el valor que agregamos y con los resultados que podemos generar. Cuidemos nuestra actitud y estemos, si nos toca, jamás desempleados, sino siempre en proceso de transición hacia un futuro lleno de oportunidades que crearemos para nosotros mismos.